Ya habréis oído hablar de Workplace de Facebook, esa nueva herramienta colaborativa del gigante de los medios sociales dirigida a empresas y sus empleados. Desde enero de 2015 estamos escuchando rumores acerca de ella, pero hasta ahora no la hemos tenido presente. Y es que por fin se ha presentado esta opción, que parece ser el salto definitivo para que la red de Zuckerberg se introduzca de lleno en nuestro día a día en la oficina.

No es para menos, y es que el pastel es muy apetecible. Con más de 1700 millones de usuarios, una de las principales barreras (amén de las censuras de algunos países cuyos cortafuegos impiden el acceso a la red social) para aumentar su uso diario es que no deja de ser una herramienta donde la mayoría de usuarios entran de forma ociosa como una de las primeras opciones. Esto lo hace incompatible con las largas horas que pasamos en la oficina. ‘Facebook at Work’ viene para solucionar este impasse.

¿Llega tarde? Sabemos que herramientas emergentes como Slack le han comido terreno. Pero parece que Workplace está ligeramente más orientada a grandes corporaciones, a pesar de que sus precios no son excesivamente elevados —3 dólares al mes por cada usuario si no superan los 1000 usuarios activos—. Las cifras avalan su incipiente éxito: más de 1000 empresas ya lo utilizan, en beta, en todo el mundo, y ya se han creado más de 100.000 grupos en la plataforma. No parece que les vaya mal en sus comienzos.

¿Cómo funciona Workplace de Facebook?

La intención es presentar un entorno tan apetecible que los trabajadores también sientan el deseo de entrar en la plataforma profesional de Facebook, y no solo a su red social para sembrar varios likes antes de seguir con su labor. Porque ya sabemos que lo principal en estos tiempos no es tanto que el usuario entre como que permanezca conectado, y para ello el dichoso engagement es un recurso fundamental además de la métrica más perseguida.

Encontramos, por tanto, desde Work Chat, una parte donde los compañeros podrán comunicarse entre sí mediante chats, llamadas de vídeo o streamings, hasta eventos o contenidos de cada usuario, así como la administración de archivos o la organización de tareas.

 Fotografía: Vadim Sherbakov