Como es lógico y natural y es algo que, por mucho Social Media que hagamos, no podemos perder de vista, es que el fin último de una empresa es vender su producto, y cuantas más ventas realice, mucho mejor.
Por lo tanto, podríamos deducir que el fin último del Social Media para las empresas es vender.
Obviamente, no podemos lanzar un producto o una marca y esperar que por arte de magia nos conozcan y el público se muera de ganas por comprar nuestro producto. Antes de eso es necesario realizar un trabajo que a veces – por no decir la gran mayoría de veces- puede ser muy costoso, y que consiste en crear una necesidad en la mente del cliente, una necesidad que nuestro producto o servicio satisface a la perfección.
Es fundamental hacer que el cliente necesite lo que le ofrecemos.
Ni siquiera la estrategia de poner los precios más bajos funcionará si no nos conocen antes y confían en nosotros, por lo que el pilar inicial de nuestra estrategia para conseguir esto es darnos a conocer de una forma efectiva. Esto no implica simplemente tener presencia online, ése es el primer paso, debemos también llamar la atención de nuestros clientes potenciales y decirles con nuestra presencia “¡Eh, chicos! Estamos aquí. Mirad lo que tenemos, lo necesitáis y no lo sabéis”.
Las redes sociales son una buena manera de llamar la atención, hablar con los usuarios, presentarnos sin decir que estamos vendiendo, colocando banners, haciendo guest posting… no importa la estrategia que usemos, lo importante es que sepan que existimos.
Una vez que el cliente sabe de nuestra existencia, quiénes somos, es hora de darle todas las claves para que se interese, tanto en lo que tenemos que ofrecer como en lo que tenemos que decir. ¿Cuántas veces nos han presentado a alguien en una reunión y después de haber hablado con él o ella dos minutos no nos ha parecido interesante y hemos obviado a esa persona? Exactamente lo mismo ocurre en este caso. No podemos permitirnos que los usuarios a los que nos presentemos o se nos presenten no les resultemos interesantes. Es obligado que sientan que tenemos algo de calidad que ofrecer, contenido relevante de la índole que sea.
Cuando logremos que los usuarios se interesen por nosotros ya tendremos más de la mitad del trabajo hecho. Si lo que les hemos ofrecido les parece lo suficientemente interesante, no sólo querrán saber más, sino que querrán comprar lo que les ofrecemos, sentirán que podemos satisfacer una necesidad que hemos creado nosotros mismos y, yendo un paso más allá, se enamorarán de nuestra marca.
Y es entonces cuando adquirirán nuestro producto o servicio, por lo que tenemos que ofrecerles unas condiciones que puedan resultarles ventajosas, siendo este paso en el que muchas empresas fracasan por no ofrecer un servicio, una guía, que asesore al cliente durante todo el proceso de compra.
Uno de los principales fallos que cometen las marcas a la hora de darse a conocer mediante campañas SEM es que el link que dirige el tráfico a una página web no llama la atención del cliente, no le inspira a comprar.
Por lo tanto, si queremos que el cliente compre nuestro producto, enamorémoslo.