Si echamos una mañana en Twitter siguiendo a perfiles relacionados con el social media, leyendo los posts y atendiendo a los consejos que promulgan, probablemente leamos más de una y dos veces algo sobre la mejor hora para publicar y la morfología o composición del tuit o titular perfecto.
Nada más lejos de la realidad.
No existe el tuit perfecto, solo el tuit adecuado, como bien especificamos en nuestro título. Y a pesar de lo que leamos a diario si pasamos un rato con tuiteros y blogueros que se hacen llamar especialistas en social media, a pesar de que insistan en las mejores horas de publicación o la anatomía de un tuit de 10, lo cierto es que siempre va a depender de nuestros clientes y seguidores, nuestro taget específico, de qué trate nuestra marca y en qué circunstancias nos encontremos. En definitiva, va a depender de una estrategia global en la que la última palabra la tenemos nosotros.
Hacer siempre lo que quieren los clientes es un gran error.
Podemos conocer los comportamientos de los usuarios, saber a qué horas están más activos en redes sociales y practicar la escucha activa, hacer una monitorización inteligente y una interpretación de los datos que nos ayude a prever las acciones de nuestros seguidores o potenciales clientes. Sin embargo, no debemos ser sumisos conformistas de lo que nos cuenten unos pocos datos, sino que hemos de ser capaces de interpretarlos y adaptarlos a nuestra marca, nuestra personalidad y saber imprimir con fuerza una forma de hacer las cosas que nos identifique.
Huir, por tanto, de los mecanismos del sota, caballo, rey y obviar las formas cuadriculadas (texto + hashtag + enlace + imagen) de los tuits, los horarios en los que hay picos de publicaciones o las normas de comportamiento de agradece-menciones y otras patochadas que se antojan muy anticuadas en un lenguaje regido por Snapchat o Whatsapp, un ritmo y una presentación que cambian a diario.
Arriesgarse con sentido, siendo fiel a una forma de comunicarse que represente a la marca. Los usuarios se empezarán a sentir cómodos cuando conozcan la personalidad de la cuenta de Twitter que se dirige a ellos, sea cual sea. ¿Por qué, si no, iban a tener éxito cuentas tan estrambóticas como la de la @policia o la de @MediaMarkt_es? Y, ojo, que esto no quiere decir que haya que caer en el descaro o la falta de respeto; más bien en imprimir de forma clara un planteamiento que será parte de nuestra reputación.
Y una vez que tengamos definida una forma de comunicarnos, solo cuando tengamos claro cómo actuamos, entonces atenderemos a horarios, formas o cantidades. Y, adaptándolas a nuestros quehaceres, conseguiremos unificar criterios de efectividad y reputación.
El clásico ejemplo del músico Tommy Torres es un resumen de todo lo que comentaba, porque… ¿cuál de los posts que podemos leer nos ha aconsejado alguna vez responder de esta forma? Más de 12 millones de reproducciones no pueden estar equivocadas.
Durante nuestras clases podremos debatir y profundizar en estos temas, para saber cómo adaptar el lenguaje de las redes sociales a nuestras marcas, cómo perfilar nuestra reputación y qué tipos de tuits tienen más efectividad para nuestras cuentas. Aquí os dejo más información sobre nuestro curso de Experto en Community Manager.